miércoles, 18 de marzo de 2009

Televisión educativa


Dicen que las crisis económicas avivan la inteligencia y la creatividad. Y que el mejor sistema para buscar una salida es ampliar la formación y el conocimiento, y posteriormente aplicar lo aprendido en buscar nuevas actividades profesionales y sectores productivos.

Esto es lo que ha hecho a inicios de 2009 el empresario de Lérida A.C.G. Como muchas otras, su empresa constructora quedó atrapada en el “crack” inmobiliario de 2008 y una sucesiva cadena de impagos le obligó a echar el cierre. Así, en pocos meses, vio como su acomodada vida daba un vuelco y se encontró lleno de deudas y desesperado. Una serie de televisión le mostró la solución más rápida a sus problemas; un relato basado en las hazañas del más estrambótico bandolero del nuevo siglo: Jaime Jiménez Arbe “El Solitario”. Ahí aprendió el estudioso empresario las técnicas que llevaría a cabo próximamente: aprendió a seleccionar las sucursales bancarias idóneas, a elegir un disfraz que le hiciera irreconocible, a cubrirse los dedos con “tiritas” para no dejar huellas, a intimidar al cajero… en fin esos detalles que lo convierten a uno en un atracador hecho y derecho, como Dios manda, y no un chorizo de tras al cuarto. Para que luego digan que la televisión no educa ni enseña cosas prácticas.

Una vez finalizado el periodo de formación llegó el momento de llevar a la práctica los conocimientos adquiridos, las nuevas habilidades que le llevarían a cambiar el sector de la construcción por el del atraco –algunos tertulianos sostienen que no se diferencian mucho-. El nuevo Solitario perpetró cuatro asaltos exitosos en menos de tres meses, pero a la quinta fue la vencida y su periplo en la nueva actividad empresarial concluyó en una sucursal de Ascó (Tarragona).

Con un poco de suerte le tocará cumplir la pena en alguna prisión donde coincidirá con algún Julián Muñoz, con algún concejal corrupto (valga la redundancia), con algún exbanquero new age, o con algún concursante de Gran Hermano caído en desgracia, y entonces tendrá la oportunidad de aprender una nueva actividad. Cuando salga podrá ofrecer su historia a Antena 3 para que filmen una miniserie, o ser contratado por Ana Rosa para un debate de rabiosa actualidad con el conde Lequio, o formar parte del club fijo de tertulianos de La Noria, o quién sabe, actor revelación en Arrayán. Lo dicho la televisión educa... y a veces reinserta.

1 comentario:

  1. está claro que la crisis saca tu lado más sensible con las causas perdidas,
    ahora, poniéndote profundo... antes de las 10 de la mañana... eso se traduce en una siesta, larga, larga, ¿me equivoco?

    ResponderEliminar