Berenjenas Kunta Kinte
En la sección de frutas y verduras de los supermercados DIA podemos encontrar unas berenjenas envasadas llamadas Kunta Kinte. Por si hubiera alguna duda, junto a la marca aparece el logotipo que muestra la cabeza de un nativo negro (perdón, nativo de color, valga la redundancia) junto a un arco tribal y unas flechas. Para cualquier joven que ronde la veintena -suponiendo que los veinteañeros coman berenjenas y que a los veinte se siga siendo joven-, que coja el envase y lea la marca, el nombre le dirá poco. Ahora bien, para los que rondan los cuarenta en adelante el nombre de Kunta Kinte nos retrotraerá a una de las más afamadas series televisivas de los años setenta, Raíces, cuando en España todavía no existía la televisión privada y toda la audiencia potencial se concentraba en la Primera Cadena de Televisión Española –también existía el UHF, luego Segunda Cadena y ahora la 2, pero los niveles de audiencia siempre fueron mínimos, antes y ahora-. El desgraciado héroe de Raíces jamás pudo imaginar que su africano nombre –al que los amos blancos cambiaron por Tobi, no muy adecuado para nombrar a unas berenjenas- terminara designando a tan nutritivo vegetal. Más complejo es tratar de dilucidar cuáles fueron los mecanismos mentales que llevaron al ponedor de nombres –suponiendo que exista un cargo así- de la empresa hortofrutícola a decidirse por ésa y no otra marca. Lo más simple es pensar en una mera asociación entre el color negro amoratado de la planta perteneciente a la familia de las Solanáceas y la piel del esclavo de la familia Kinte. Para los freudianos esta explicación pecaría de pueril, sería rechazada por evidente y tras mucho reflexionar sobre la profundidad de la motivación humana, y teniendo en cuenta que para los seguidores del terapeuta austriaco todos los hombres se pasan el día pensando en lo “único”, la respuesta es irrefutable: la marca se debe al paralelismo existente entre la forma fálica de la berenjena y la creencia popular profundamente arraigada del tamaño y grosor del miembro viril en los varones negros africanos. Vaya usted a saber...
Si todo este ingenio se dedicara a la investigación seria...
ResponderEliminarEstimada señora Alvarado: Me dediqué a la investigación seria hasta que supe que la Academia de Ciencias de Guinea-Konakri le concedió el Premio Internacional de Investigación al conjunto de su obra científica, y entonces supe que jamás llegaría a esos niveles. Entonces empecé a dedicarme a la investigación no-seria.
ResponderEliminarQuerido Doctor:
ResponderEliminarCuento con una amiga que da certificados de calidad en empresas horticultoras del oriente andaluz. En uno de los lugares que visita se comercializa unas semillas de pepino que los prohombres propietarios de la empresa han dado en llamar variedad VIdal. La publicidad del negocio reza así "Pepinos VIdal. Para pepino, el mío". Cierto como que el recibo de la luz es una pitracada. Larga vida a este grandioso blog.
Fritanga
Doctor J.C., la verdad es que prefiero pensar que tienes razón con la teoría de que el nombre venga por el mito del "tamaño", ya que si fuera por el color me resultaría racista. Es complejo esto de la publicidad, pero creo que, realmente, los matices freudianos no los llegamos a captar la mayoría, ¿crees que merece la pena desarrollar relaciones tan complejas producto-nombre, cuando realmente la mayoría de los que ven la TV, no están atentos? ¿Crees que somos tan animales (tan instintivos) que por relacionar un producto con el sexo, lo compraremos antes?
ResponderEliminarMe encanta tu blog